De un libro hasta una cooperativa exitosa

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Después del Capitalismo: Visión de Prout para un Nuevo Mundo
Proutista Universal, 2003

por Saul Escobedo

El libro Después del Capitalismo: Visión de Prout para un nuevo mundo por Dada Maheshvarananda me fue recomendado hace como 10 años. El libro estaba escrito en inglés, idioma que yo dominaba poco en su lectura, pero después de darle una hojeada decidí llevármelo.

La palabra cooperativa en mi ciudad de Monterrey, México pierde su significado en la percepción de la mayoría de sus habitantes. Aquí una cooperativa es una tiendita en una escuela donde los alumnos van a comprar principalmente comida chatarra durante su descanso entre clases. Y aunque se le llame cooperativa, no tiene mucho qué ver con el concepto real de la palabra. Sólo se trata de tiendas normales cuyo objetivo es obtener las mayores ganancias aprovechando a clientes cautivos que son los niños a quienes sus papás no les preparan almuerzo.

Cooperativa también es para mucha gente una especie de negocio turbio, como las famosas ‘pirámides’ o algo así. Algo malo. Desprestigiado y en lo que nadie quiere involucrarse. Para mí mismo la palabra cooperativa arrastraba esas connotaciones hasta que comencé a leer el libro arriba referido.

Firme creyente hasta ese momento de que el sistema capitalista representaba el pináculo de la civilización, de pronto el cooperativismo se presenta ante mi como una alternativa viable que conjuga los valores que he abrazado con una forma de organización productiva afín a mis intereses, que incluyen la búsqueda del bienestar de todos los involucrados y la comunidad.

El contenido de Después del Capitalismo conllevó para mi una revelación. Entendí el significado de la palabra cooperativa, cooperativismo, cooperación. Palabras muy usadas, pero cuyo significado poco se pone en práctica.

Avanzando en la lectura me di cuenta de que de alguna manera en distintos pasajes de mi vida había trabajado cooperativamente, al fundar un grupo de teatro, un taller de serigrafía o un estudio de comunicación visual. El concepto del cooperativismo no me era ajeno, y sin embargo, nunca había apreciado el término en toda su dimensión. Conocer la historia del cooperativismo, su evolución y la experiencia adquirida traducida en idearios, manuales, reglamentos y hasta legislación propia, me daba la clave del porqué algunos de mis esfuerzos anteriores se habían interrumpido o no habían llegado a buen término ante la falta de acuerdos claros, elementos para la negociación y herramientas para lograr que los proyectos fueran sustentables.

En aquellos años no había mucha información por internet acerca del cooperativismo, así que me di a la tarea de contactar a los representantes del movimiento cooperativista en Monterrey. Fue una tarea difícil el localizarlos. Una amiga me refirió con un señor que es muy activo y respetado en el tema y aunque tuvo la mayor disposición de ayudarme, después de un par de juntas, creo que no supe transmitir mi idea ni a él ni a los demás interesados en la iniciativa.

Mi plan es crear una cooperativa de profesionales de la cinematografía, de la animación, el diseño, fotografía, ilustración. Conformar un equipo que provea soluciones de comunicación audiovisual y que sea capaz de hacer producciones propias que fueran una propuesta del gremio ante la pobreza de opciones en la cultura y las artes por parte de las instituciones.

Un núcleo de creadores que se organicen de forma autogestiva para proveerse buenos ingresos, seguridad social, beneficios laborales, el acceso a educación para su desarrollo profesional y equipamiento para contar en su trabajo con las herramientas más modernas y eficientes posibles.
En ese entonces no tenía noticia de que en mi país hubiera algo así. Sabía de cooperativas de producción cafetaleras, de pesca, de transporte, cementeras y hasta de panaderías, pero no de una cooperativa cinematográfica. Y menos en Monterrey, una ciudad con una marcada influencia capitalista que guarda aun admiración por los llamados ‘capitanes de la industria’, que hicieron en esta tierra jugosos negocios transformándola y perfilándola como una capital industrial.

Creo que por ello mi propuesta no tuvo mucho eco al inicio y quedó guardada algunos años, en los cuales yo seguía nutriendo mi conocimiento y sobre el cooperativismo valiéndome de la poca literatura disponible y de referencias lejanas que encontraba en la red.

Al mencionarle a alguien mis intenciones de fundar una empresa cooperativa me reviraban con un “¿para qué meterse en problemas?”, “¿Porqué no mejor hacer una S.A. y trabajar como cooperativa?”

Un partido de izquierda recientemente creado hace una breve alusión en sus estatutos a la economía social, específicamente al cooperativismo. Al leerlos, comencé a asistir a las asambleas del partido para enterarme mejor. Un día tuve la oportunidad de entrevistarme con su dirigente estatal, con quien abordé el tema, pero parecía no muy enterado del asunto, aunque prometió investigar al respecto.

Salí un poco desanimado de la reunión y sin esperar mucho me fui a seguir con mis asuntos. Al siguiente día recibí una llamada del dirigente político y me convocó a un café en el que me presentaría a alguien que quizás me pudiera orientar en mis propósitos.

Asistí al lugar indicado y me fue presentado quien ahora es nuestro asesor y socio en la cooperativa que vamos conformando, Mateo Rangel. La empatía fue instantánea y en poco rato estábamos ya en la misma sintonía hablando de detalles de cómo llevar a cabo la descabellada idea.

Semilla Creativa Sociedad Cooperativa (The Creative Seed Cooperative Society)
De izquierda a derecha primera fila, Jesús Medina, Nivia Clavijo Cruz, Asha (Araceli Collazo) y Rafa Cantú. Segunda fila: Alberto Barrera, Saul Escobedo, Francisco Rios, Luz Elena Góngora, Isabel Cristina Reséndiz Briseño y Mateo Rangel.

Con una gran experiencia en la conformación y operación de cooperativas de ahorro y préstamo (que son el tipo de cooperativas que predomina en esta parte del país), y además el antecedente de haber organizado cooperativas de vivienda, entre otras cosas, este trabajador social profesional posee un profundo conocimiento de la historia del cooperativismo además de un notable empuje y voluntad de impulsar sus ideales.

Hace casi un año de esto ya que nos pusimos a trabajar en darle forma a esta hidra benevolente de múltiples cabezas que fue mutando en su forma y concepción a medida que iba sumando voluntades y avanzando en un terreno irregular e inesperado. De pronto contábamos con Araceli, cantautora mexicoamericana, Alberto, excelente fotógrafo, Rafael, piloto aviador cuyo sueño es hacer películas, Jesús dueño de una escuela de apoyo pedagógico, Isabel, trabajadora social, Nivia, actriz de origen cubano, Francisco, administrador de empresas, Hermilo, pintor que escribe canciones, y Luz Elena, con experiencia en ventas y vecina del centro de Monterrey quien cedió su centenaria propiedad para las actividades de la cooperativa.

Al ninguno de los miembros contar con el dinero para destinar a una inversión fuerte para la cooperativa, aceptamos un generoso donativo de otra figura de la política local que constó en cubrir los gastos notariales, bastante cuantiosos para nosotros.

Hasta ahí el equipo como está conformado hoy por hoy. Junto con Mateo y quien esto escribe, todos socios de la legalmente constituida Semilla Creativa S.C. de R.L. de C.V., empresa cooperativa enfocada en la producción cinematográfica y al mismo tiempo ofrecerá café artesanal en su local que es a la vez estudio y café cultural.

K’iin Café, Monterrey, México
Partiendo del hecho de que todos los profesionales involucrados en una producción de video o animación son ávidos consumidores de alimentos, principalmente de los que están a su alcance desde el lugar donde llevan a cabo sus maratónicas jornadas de trabajo, es que creo que deben contar siempre con una cafetería dotada de opciones sabrosas y nutritivas para alimentarse a cualquier hora; continuando con el hecho de que, una vez realizado el esfuerzo de montar una cafetería bien equipada y surtida estaremos a un paso de poder compartir con otros los alimentos que nosotros prepararemos para nuestro propio consumo y sólo basta con aumentar las porciones para poder ofrecerlo a quien los quiera adquirir, abriendo así nuestra cafetería al público; y terminando con que una cafetería abierta al público para ser viable económicamente en su operación, mantenimiento, crecimiento y expansión se ayuda de una eficiente identidad gráfica, contenidos audiovisuales que le den difusión a sus productos, servicios y actividades, además de papelería, rotulación y señalización armónicos y de calidad que apuntalen un agradable ambiente dentro y fuera del local, es que hemos optado como cooperativa por designar a nuestra actividad productiva dos vertientes principales, independientes y complementarias bautizadas con los nombres de Colibrí Films y K’iin Café.

De esta forma, nuestra cooperativa se abre también a otro tipo de actividades y elimina las limitaciones para que la gente pueda acceder a asociarse a ella relacionadas con el ejercer una carrera de arte, diseño, cinematografía o comunicación. Gracias a la decisión de abrirnos a la actividad de café y alimentos, ahora gente más diversa podrá ser parte de la cooperativa.

El trabajo para acondicionar el local para estudio y café ha sido arduo y ha consumido meses. El edificio al que accedimos a modo de comodato es muy antiguo, aunque hermoso, y requiere de un trabajo de restauración importante que nos hemos dado a la tarea de ejecutar nosotros mismos, sin mediar contratista alguno. Instalaciones eléctricas, tuberías de agua, instalaciones sanitarias, mantenimiento de las antiguas vigas, paredes, puertas y ventanas, demoliciones y levantamiento de muros. Todo eso lo hemos realizado los socios en jornadas de polvo y sudor. Amigos y aliados nos han asesorado para cuestiones técnicas y la mejor selección y manejo de materiales adecuados en un afán de respetar la estructura original del edificio hecho con sillar, un material muy usado antes y a principios del siglo XX.

Algunas porciones de las paredes han sido recubiertas con un mosaico partiendo de material de desperdicio utilizando una técnica sugerida por nuestra socia Araceli, labor en la cual participaron socios, vecinos y una comunidad de gente ávida de aprender.

Justo estos días pasados hemos facturado nuestros dos primeros proyectos de comunicación visual, correspondientes uno a una instancia pública y otro a una fundación privada.

Una entusiasta aspirante a socia de la cooperativa, Maythé Cantú, ha llegado justo a tiempo para introducirnos a la cultura y secretos del café artesanal, compartiendo su vasto conocimiento y experiencia en el tema, ha dado otro giro a la forma en que concebimos la actividad de K’iin Café mediante charlas y sesiones informativas. De origen maya, la palabra k’iin significa sol.

La primera de nuestras producciones propias será un documental sobre el cooperativismo en México, paralelo a la edición de un cómic sobre cooperativismo dedicado a los niños.

El arte del mosaico
En nuestro local también se llevan a cabo juntas de vecinos del área y de barrios cercanos que quieren ver florecer el centro de la ciudad, tan golpeado por el crimen y el descuido de autoridades y propietarios de predios en estado de abandono. La cooperativa ha apoyado estas iniciativas de distintas formas y buscará erigirse como una entidad productiva que lleve beneficios a la zona, abonando en la reactivación del tejido social mediante la participación ciudadana, la cultura y el arte.

Cine-foros, recitales musicales, representaciones teatrales, presentaciones de libros, cursos y talleres son algunas actividades que tenemos planeado realizarlas en el breve espacio de K’iin Café.

El Semilla Creativa responde a nuestro objetivo de ser una cooperativa generadora de cooperativas. Una respuesta emanada de la sociedad para contrarrestar los tiempos difíciles con un efecto multiplicador.

Semilla Creativa está abriendo brecha en esta parte del globo. Muchos están atentos a nuestro progreso que promete aun muchas sorpresas y sentará un precedente sin duda alguna para emparejar el terreno a alternativas económicas para la gente con talento que busca su crecimiento personal y profesional, para su familia y para su comunidad.

Saul Escobedo: microculturas[arroba]gmail.com