“Medio ambiente, salud y felicidad” por Frank Bracho, autor y ecologista, ex Embajador de Venezuela en la India. Escuchar aqui: Audio de ponencia de Frank Bracho. English translation.
[Ponencia en la Primera Conferencia Global de PROUT en Venezuela, “Construyendo una Economía Solidaria basada en la Ética y la Ecología”. 7 a 9 de Julio de 2011, Parque Central – Sala 1, Caracas]
Buenos días tengan todos.
¡Chunikai, chunikai, chunikai! Se trata de un saludo de la cultura indígena achaguas arawaca, el saludo habitual que ellos utilizaban que significa “salud y felicidad”: ¡dos en uno!. Dice mucho de lo que vamos a hablar en el título de nuestra temática para hoy: “Salud, ecología y felicidad”… y da una buena clave desde la perspectiva desde indígena. No era la única cultura indígena que utilizaba el concepto de la felicidad en sus saludos habituales. Citaremos más luego algunas más de ellas que lo hacían.
En relación al tema de la felicidad, nos complace que que forme tanta parte del trasfondo de los valores de esta conferencia tan interesante. Nos sentimos tan privilegiados estar acá. Entre tanta gente afín hablando de propuestas y valores alternativos, realmente nos sentimos en casa. Evidentemente que ese valor central de la felicidad interpreta una ansia humana profunda. No solamente estos tiempos sino desde que se tenga memoria la felicidad de alguna manera u otra ha sido considerada como el pináculo de la realización humana con distintos nombres y acepciones.
Incluso en Naciones Unidas en el año 2000, en la ocasión de la Cumbre del Inicio del Nuevo Milenio, la cual congregó a muchísimos jefes de estados de todo el planeta, el Secretario General de la ONU — en este momento, el señor Kofi Annan — presentó una encuesta Gallup Internacional que hasta ese momento era la encuesta internacional más grande que se había realizado. La misma cubrió unos 80 países donde se la preguntó a la gente que era lo más importante para ellos en la vida. La respuesta principal de la gente fu: “tener salud y una familia feliz”. Nos remitimos de nuevo a la sabiduría de los achaguas, ¡no estaban muy lejos del blanco! Algo que no debería sorprender. ¿Por qué? Porque se trata de una sabiduría que a partir de un microcosmos, como en el caso de achaguas arawakos, ¡interpretaba una sabiduría universal! al ser humano, su naturaleza, su misión existencial y su ansia de vida.
Pero además, incluso a nivel político y social, la felicidad siempre ha estado en la agenda. En el siglo XVIII y XIX solía hablarse mucho también, de la felicidad como una especie de meta política para las sociedades, una meta de referencia, como un sinónimo de estabilidad, prosperidad y paz. Bolívar habló mucho de ello, por ejemplo. Los próceres, los forjadores de las repúblicas nuevas en las Américas en general hablaron mucho de ello. Bolívar decía que “el mejor sistema social y económico era el que garantizaba la mayor suma de felicidad social”. ¿Recuerdan es frase? Ha citado mucho en Venezuela los últimos años. También lo decían Thomas Jefferson y Benjamín Franklin más al norte, en Estados Unidos. Incluso, en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, más se citan como metas claves de la nueva sociedad, de la nueva república: “el logro de la vida, la libertad y la felicidad”. Por supuesto que en el norte muchos de estos forjadores de estas bases de Estados Unidos interactuaron mucho con las culturas indígenas de allá, por cierto, y se nutrieron mucho del modelos de vida de indígena como el de los Iroqueses –los cuales ponían mucho énfasis en la cuestión de la felicidad y sobre todo lo hacían en concreto en su estilo de vida cotidiano.
Sin embargo, habiendo dicho todo esto, también es cierto que hoy en día el concepto de la felicidad ha sido apropiado o enajenado por la sociedad de consumo. A veces vemos propagandas que nos dicen la gaseosa tal, no voy a mencionar el nombre, es un amor o es la felicidad. Pero por otro lado todavía seguimos viendo la gente que dice : “feliz como una lombriz”. ¿Cuál opción será la más correcta? Trataremos de abundar mas en ello en esta exposición.
Nosotros mismos hemos notado que a nivel de los países, yendo más lejos de esta preocupación política que ha renacido hoy en día de los tiempos de la independencia, incluso en algunos casos se ha pretendido poner a la felicidad en el centro de los esfuerzos de las naciones, más allá del “Producto Territorial Bruto” (PTB) – el cual es el índice que los economistas han impuesto como centro de referencia de la prosperidad y del sentirse bien; erróneamente, yo creo, pues me temo que el “producto territorial bruto” tiene en verdad ¡mucho de bruto!. Los economistas se dedican nada más a medir el valor monetario de los bienes y servicios producidos en un país — ¡sin decir si son buenos, malos, si destruyen la naturaleza, si están acabando con la salud; etc.! De forma tal que según el PTB una persona que esté en un cáncer terminal, divorciándose, pagándole mucho a los abogados, liquidando bienes puede ser un excelente sujeto para el PTB — porque está aportando mucho al consumo o ventas de medicinas, el ingreso de los abogados, etc., ¡fíjense qué absurdo! — para dar un pequeño ejemplo, nada más.
Pero evidentemente que el hecho que se siga trayendo la felicidad a la agenda política como se lo hizo en los siglos XVIII y XIX con los próceres de nuestra repúblicas o fundadores significa que de alguna manera las sociedades no se han visto satisfechas por toda la prosperidad material, destructora, creadora de desigualdad, insustentable;… sino que se requiere de en pos de algo más profundo como es la agenda de la felicidad.
En la América Latina recientemente dicha agenda ha resurgido mucho partir de propuestas indígenas como el concepto de “vivir bien” — que engloban el tema de la felicidad también. Nosotros además hemos tenido el privilegio de asistir en Asia a una conferencia fascinante con budistas sobre el tema. Los budistas también lo han trabajado siempre mucho. En particular asistimos a una reunión ene el Reino de Bután, un reino budista donde el rey declaró que “más importante que el PTB era el producto nacional de la felicidad” — esto es muy típico a los budistas, a un budista no le sorprendería esto, pero ¡quizás a un occidental sí!. Esto lo dijo el rey de Bután y como los reyes son ley, todo mundo en Bután empezó a correr para hacer lo que el rey había dicho y hubo mucho interés nacional en esta propuesta.
Muy normal para un budista, pero los butaneses se encontraron sorprendidos de cuánta gente del exterior se les acercó para saber mas: de todo el mundo lo llamaban las revistas, los periódicos: ¿qué quieren ustedes decir con esto y cómo Bután lo lograría? ¿qué es lo que van a hacer?. El rey hizo entonces una convocatoria de amigos de todo el mundo para que ayudaran al pequeño Bután a montar una especie de “PTB alternativo ” sobre el tema de la felicidad. Bután pues ha terminado llevando la cosa más lejos porque la propuesta de Bután puso sobre la mesa el privilegiar sobre los indicadores el PTB con toda su cuenta monetaria, etc. ¡a los indicadores de la felicidad!
No es el único país que hoy lo está intentado. Entre otros países que se lo han tomado en serio está Inglaterra: en el mismo también hay a nivel regional y estatal algunas cuentas que hablan explícitamente de cómo lograr la felicidad y poner esto en el centro incluso subordinando los valores económicos a estos indicadores.
Y esto es parte de la campaña personal que nosotros hemos asumido para impulsar el tema de la felicidad, o sea ¿cómo esto se concreta en la práctica? ¿Con qué esto se come? A fin de poder influenciar las políticas públicas, para que podamos asignarle al Tema una adecuada asignación de recursos.
En esta larga travesía nosotros nos hemos permitido hacer una síntesis personal del concepto de la felicidad, porque como decimos se habla de distintas maneras de él -aunque la esencia esté clara para todo el mundo. Síntesis que englobaría muy bien todo lo que se está conversando a nivel internacional y todas la sabiduría acumulada ancestral. Y dice asi: “La felicidad puede ser entendida como un estado profundo de bienestar y satisfacción/contentamiento fundado en nuestra identidad natural.”
Definición habría que habría que deshojarla un poco más para hacerla más operativa y ver “con qué se come eso”. Empecemos por la parte final de la definición, vale decir eso de “fundado en nuestra identidad natural”. ¿Cuál sería esta identidad natural? Bueno, el ser humano evidentemente hay un acuerdo universal en que es materia y espíritu, alma y cuerpo… de allí para adelante cómo lo llame cada quien, en qué religión lo ponga o no, si creyentes o no creyentes, pues, esto es asunto de cada quien. Pero podríamos decir que en esta definición hay un consenso universal. Quiere decir que esa esencia natural tiene que ser atendida por la felicidad: estar fundada en ella, estar dirigida a lo que ella necesita, a lo que ella busca para realizarse. Vale decir que la definición de felicidad tendría que satisfacer de alguna manera, servir de alguna manera ¡tanto las necesidades del cuerpo o de la materia como las del espíritu!
Y en este campo vemos a otros dos aspectos anteriores de la definición “estado profundo de bienestar y satisfacción/contentamiento”. Se trata de dos dimensiones: bienestar por un lado y satisfacción/contentamiento por el otro.
Nosotros pensamos que lo de “bienestar” se aplicaría más que todo a la parte del cuerpo, a la parte más material y nosotros lo asociamos mucho con la salud. ¿Por qué? Porque según la Organización Mundial de la Salud ésta última se define como “un estado de bienestar –precisamente- físico, mental y social”. Fíjense que a pesar de que dicha definición hace mucho énfasis en algo que entendemos mayormente como material o físico, también se refiere sin embargo a lo mental y lo social;… lo físico pues en ningún caso puede estar separado de lo mental o espiritual, no está separado ni siquiera en esta definición de la Organización Mundial de la Salud.
Y la otra parte de la definición “contentamiento y satisfacción” se dirigiría entonces más bien a la parte del espíritu, a la parte del alma, a la parte más sutil del organismo, de paso, la parte más importante de nuestro ser, en esto creo que también hay un acuerdo universal. Incluyendo en esta conferencia donde se ha hablado mucho de la espiritualidad como centro, porque en efecto es el centro de nuestro ser, de nuestra esencia natural. Y la parte más sutil es la parte más poderosa porque contrariamente de lo que nos han enseñado: “lo que no se ve es lo más importante que lo que se ve y lo sutil es más importante que lo burdo”– sobre esto podríamos hablar también mucho más.
¿Qué implicaciones tendría esta definición a los efectos operativos? También tenemos una propuesta concreta. En cuanto a la dimensión de bienestar y salud, como decíamos, esta primera parte dirigida a la parte más material de nuestro ser, la física, basándonos un poco en la definición de la ONU, no se puede tener salud si no tenemos la alimentación asegurada, ya tenemos el primer indicador fundamental, y se trata por supuesto de alimentación sana -la comida rica que se ha servido aquí en esta conferencia es una buena pauta,… nosotros somos a su vez por cierto coautores de un libro de cocina naturista que está a la orden, el libro “La Guía de Buen Comer”, el libro de cocina naturista más vendido de Venezuela, es una propuesta de ayuda, de recomendación, conocida por unos cuantos de ustedes, creo. Alimentación, pues, como primer indicador.
Pero también habría que singularizar como indicador a la vivienda: no podemos tener salud si no tenemos una vivienda adecuada, incluso un hábitat –una noción mas amplia que vivienda– ¡adecuado! Así como al vestido y el ejercicio físico. Pero también al afecto y la protección, los aspectos más útiles de la definición de la salud, atinentes a lo mental y lo social incluso: afecto y protección en comunidad. Pero tampoco podríamos tener salud si no contamos con una buena calidad ambiental, no pueda haber salud si no hay ambiente. El ambiente, ojo, como una parte intrínseca de nuestro ser, no como algo externo. Para muchas culturas indígenas, en la mayoría de ellas, es verdad, la palabra “ambiente” no existía como una palabra separada. Nosotros somos ambiente, nosotros somos Pachamama. Ya por allí empieza el regreso a casa, tenemos que rescatar esta identidad, el ambiente es parte de nosotros. Somos agua, 80% de agua: más o menos replicamos a la identidad del planeta Tierra visible en ello. Por cierto, a ese planeta Tierra deberían llamarlo en verdad planeta Agua –por estar ésta en mayoría, pero los de la tierra ganaron –en otro vano triunfo antropocéntrico.
Y con todos estos indicadores lograríamos entonces atender la parte del bienestar, la parte más gruesa de la salud. Ojalá esto se incorporase, pues, con suficiente prioridad y atención en las cuentas nacionales, que esto subordinara al PTB, que esto fuese bien monitoreado, que esto tuviera una suficiente asignación de los recursos, a nivel de indicadores. Todo ello ésto tendría muchas implicaciones para las política públicas: como algo enseriado de verdad.
Finalmente, en cuanto a la dimensión de “satisfacción/contentamiento” en la definición, la parte más sutil, la parte más dirigida al alma y al espíritu, no podría lograrse esto si no atendemos indicadores claves como los siguientes: Sabiduría (no puede haber satisfacción ni contentamiento si no somos sabios para bien vivir la vida: no por tener más somos más, somos más cuando somos más; tener es una cosa, tener tiene que ver con lo transeúnte, lo efímero, mientras que el ser es permanente y es los trascendente;..sabiduría, pues, para entender todo esto. Pero también: Amor (algo fundamental); Compasión (el respeto por toda vida); y el Sentirse Utiles.
Me queda un minuto, en la tarde tenemos un taller, tenemos unos cuantos libros que hemos aportado sobre estos temas, sobre el naturismo, alimentación, agricultura natural para buena siembra, buena producción, buen mercadeo. El primer libro de agricultura orgánica natural de Venezuela es nuestro, del grupo con que trabajamos. También tenemos un libro sobre “Contaminación, petróleo y globalización”, otro tema pendiente, importantísimo y fundamental para la agenda nacional, estamos hablando sobre la contaminación del planeta, del agua; resulta que el petróleo es el mayor contaminante del agua a nivel mundial, el petróleo y la petroquímica. Los venezolanos como se sabe tenemos una característica Petroadicción, pocos se atreven hablar de esto en este país, o bien por falta de conciencia o por intereses creados, en una gran omisión que atañe al gobierno y toda la sociedad. ¿Cuándo vamos los venezolanos a asumir nuestra responsabilidad con un real cambio hacia una sociedad post petrolera, de energías alternativas y renovables, etc.? Y asi tendremos otros libros más que podemos compartir en el posterior taller.
Muchas gracias.
Preguntas y respuestas: leer la transcripción, o escuchar el audio.