“Educación Neohumanista para la Paz”: Discurso Inaugural en la Conferencia Global de Educación Neohumanista en la Universidad Central de Venezuela, Caracas – 14 de abril de 2014
Dr Shambhushivananda, Rector, Universidad Ananda Marga Gurukula, Anandanagar (India)
Damas y caballeros:
Es un gran honor estar aquí para la conferencia sobre “Educación Neohumanista para la Paz” que se lleva a cabo en la República Bolivariana de Venezuela. Esta conferencia es una iniciativa conjunta de la red global educativa neohumanista y el Instituto Venezolano de Investigación de PROUT para ayudar a Venezuela y el resto del mundo a avanzar de la escasez a la abundancia; del conflicto a la racionalidad iluminada; de la vulnerabilidad a la resistencia; de las disparidades hacia una mayor igualdad, y del materialismo a una vida espiritual, sensible y pacífica.
Si miramos en retrospectiva, unos 8000 millones de años atrás (m.a.a.) la Tierra solamente era una ardiente bola de fuego; 4000 m.a.a. estaba formada de lava derretida y volcanes; 340 m.a.a. la vida sólo existía en el agua; 223 m.a.a. la tierra visible se presentaba como Gondwana; 70 m.a.a. aparecieron los pájaros y los mamíferos; 1 m.a.a. los seres humanos aparecen en escena… No debemos asumir que hemos llegado al fin de esta escala evolutiva. A través de metamorfosis físicas y trasmutaciones psíquicas, todo indica que continuamos avanzando.
Los últimos 15000 años han sido testigos del surgimiento de una civilización humana. Numerosas corrientes de pensamiento han marcado nuestra historia. Ha sido una historia impresionante, marcada por grandes descubrimientos e invenciones y empañada por guerras y masacres terribles. En los últimos 500 años apenas, fuimos testigos de la Revolución Copernicana que determinó que la Tierra no estaba en el centro de este sistema solar; 150 años atrás llegó la Revolución Darwiniana que nos dijo que no somos ángeles sino simios sin pelo; 100 años atrás pasamos por la Revolución Freudiana, que atrajo nuestra preocupación al inconciente; y entre otras cosas, en los últimos veinte años los neurocientíficos han afirmado que estamos en medio de otra frontera del conocimiento respecto a un mayor entendimiento de nuestro cerebro, el órgano que puede haber causado las primeras revoluciones y que también dio a luz a todas las ideas, incluyendo el colonialismo, el imperialismo, la guerra, etc. Y continuamos nuestro viaje de exploración de otras estrellas en busca de vida extraterrestre. Sin embargo, a pesar de todos estos avances, somos una sociedad fracturada. Estamos sumidos en el miedo, el odio, la violencia y las disparidades, enquistados en egoísmo y estimulados por intereses creados.
Los educadores enfrentan el desafío de ayudar a construir una sociedad pacífica. No hace mucho tiempo, sin embargo, Shri Prabhat Rainjan Sarkar, un filósofo visionario del siglo veinte, que habitaba una remota aldea en India, inició otra revolución en el pensamiento que bien podría llamarse “la Revolución Sarkariana”. Proclamó que nuestros logros colectivos y nuestra propia existencia están a punto de perecer si no logramos crear “una sociedad humana universal” sostenida en los fuertes fundamentos morales del espiritualismo-humanismo y los lineamientos prácticos de PROUT –la Teoría de la Utilización Progresiva, el Neohumanismo y el Tantra Yoga. Durante su breve visita a Caracas en 1979, nos recordó la urgencia de construir una “sociedad pacífica libre de explotación”.
Para este fin, propuso también una filosofía educativa pragmática que “dará poder al bien sobre el mal, a la racionalidad sobre el dogma, a la cultura y el diálogo sobre la fuerza bruta y la violencia, a la verdad sobre la falsedad, y al espíritu sobre la materia”. Este sistema de educación es llamado Educación Neohumanista. Su objetivo principal es cultivar la armonía (coexistencia, vivir y dejar vivir), la abundancia (alcanzar la prosperidad a través de la adaptación a la naturaleza y el uso de tecnologías verdes), la justicia social y económica (minimizar las disparidades y preservar las diversidades), la libertad (protección de la libertad individual y colectiva; reemplazo de las vulnerabilidades por planteamientos fuertes) y el establecimiento de la paz sensible (equilibrio de la ecología interior y exterior a través de estilos de vida sensibles).
En síntesis, PRO-U-T (Teoría de la Utilización Progresiva), es una nueva filosofía socio-económico-política que reclama un cambio completo en nuestras actitudes, estilos de vida, estructuras socioeconómicas, políticas públicas, liderazgo y sistemas educativos. El neohumanismo es una filosofía y actitud de vida basada en el amor universal que nos ayuda a trascender sentimientos mezquinos y considerar a todas las formas de vida –las animadas y las así llamadas inanimadas- como variadas manifestaciones del Espíritu Divino.
1. La Educación Neohumanista (ENH) procura expandir nuestro entendimiento para liberarnos de la mala salud y la vida estresante, y conducirnos a una vida dichosa a través de un estilo de vida centrado en la sensibilidad. Se trata mucho más de reflexionar acerca de nuestras actitudes, hábitos de vida y formas de ver el mundo que de la simple lucha por el poder y el control político.
2. La ENH es una travesía desde la escasez hacia la abundancia, para todos y cada uno, incluyendo otras especies. Involucra la armonía con la naturaleza, el uso de tecnologías verdes y la creatividad para encontrar soluciones que utilicen los recursos existentes en forma óptima para el bien y felicidad de todos.
3. La ENH procura educar para crear un liderazgo iluminado, liberar el intelecto humano y sacudir los dogmas. Busca dejar en evidencia los dogmas de la ciencia, la rigidez de los sistemas sociales y las formas irracionales de ver el mundo.
4. La ENH intenta reemplazar las vulnerabilidades locales por una mayor resistencia en todos los órdenes de la vida. El discurso educativo basado en PROUT afianza el poder económico de las comunidades locales y promueve la autosuficiencia regional.
5. La ENH procura atender el desafío de las injusticias sociales históricas, reconocer y eliminar las grandes disparidades en todos los órdenes de la vida y avanzar urgentemente en la reducción de las desigualdades, sobre todo en los asuntos económicos. La diversidad es saludable, pero las disparidades incrementan las tensiones sociales e inhiben la óptima utilización del potencial humano y la riqueza colectiva de la humanidad.
La existencia humana es un flujo ideológico. Es un movimiento de lo crudo a lo sutil, de la imperfección a la perfección, de lo limitado a lo ilimitado, de la unidad a lo cósmico, de la animalidad a la divinidad. El camino de la divinidad es el esfuerzo por controlar nuestras tendencias instintivas y ordenar nuestras facultades -a través de la razón, el intelecto y la intuición- en favor del bienestar universal. La práctica de la meditación y el yoga abren el camino al desarrollo mental que nos conecta con la divinidad.
En este largo viaje espiritual de la bajeza a la grandeza humana podemos enfrentar muchos desafíos y elecciones difíciles, llamados “dilemas morales”. Los dilemas morales abundan en nuestras vidas sociales personales y colectivas, más allá de nuestra profesión o área de trabajo. Todos nosotros, padres, mujeres de negocios, líderes comunitarios, cualquiera sea nuestro rol, enfrentamos decisiones cotidianas que incluyen algún componente moral. ¿Debo hacerlo o no? ¿Debo mentir o decir la verdad? ¿Debo actuar ya o esperar? ¿Debo apoyar u oponerme? Todos enfrentamos preguntas de esta clase en nuestras mentes. Algunas de nuestras decisiones conscientes afectan sólo a nuestros seres cercanos o a nosotros mismos, mientras que otras pueden afectar a millones. La gravedad de una decisión moral varía según la naturaleza del impacto de la decisión y de nuestro lugar en la escala evolutiva. Para un gato, atrapar un ratón es una cuestión instintiva y no una decisión moral; para un ser humano criar y matar animales por su carne puede involucrar una decisión de orden moral. En estos tiempos de virus epidémicos y desastres ecológicos, el invisible vínculo, la interconexión de todas las formas de vida se hacen cada vez más evidentes. Sin embargo, la ignorancia y el miedo son los hermanos gemelos de las sociedades problemáticas y violentas. A través del diálogo basado en los hechos y la razón, en el amor genuino y la actitud compasiva, en el sentimiento cósmico y el raciocinio práctico, podríamos transformar la atmósfera de odio y quebrar el punto muerto de la agresión y la frustración. En ausencia de diálogo compasivo continuará el despliegue de intereses creados y manifestaciones desagradables del ego humano. Los educadores pueden sembrar las semillas de esta transformación. El aprendizaje debe estar al servicio del cambio positivo y tener raíces en el amor. Este es el desafío de los educadores.
Cuando comenzamos a tomar decisiones basadas en el impacto intrínseco que tendrán sobre el bienestar físico, mental y espiritual “mío” y “de los otros”, puede deducirse que hemos comenzado a andar el camino de la benevolencia. El camino del dharma es el camino del bien, y si elegimos reconocerlo y seguirlo, es probable que la recompensa ‘inmediata’ sea la trascendencia hacia un estado mental de evolución elevado, y que la recompensa suprema sea, por lo menos, una inmaculada experiencia de vida divina impregnada de todos sus beneficios, tales como paz interior y disfrute de la buena voluntad y amistad de todas las criaturas que nos acompañan en el tránsito por la vida y que se benefician de nuestras ‘sabias decisiones’. El Mensaje de Humanismo Espiritual tal como lo enunció Shri P.R. Sarkar resuena entonces claro y alto:
“debemos regresar a la conexión con nuestras raíces espirituales comunes, las cuales ahuyentarán la amenaza de la intolerancia de grupo o religiosa;
“debemos tomar nuestra ecología interior y exterior seriamente, de modo de que podamos continuar protegiendo y preservando toda la biodiversidad del planeta;
“debemos revertir las tendencias de maximización económica y de la pseudo-cultura, las cuales alimentan el consumismo, la violencia, la adicción y la apatía respecto de nuestro propio bienestar;
“debemos elegir nuestro liderazgo de modo de que podamos establecer la primacía del servicio sobre el interés individual, sea en política, economía, religión, educación, cultura, ciencia o las artes;
“debemos difundir el llamado a remodelar el marco socio-económico-político de modo de que las iniciativas de sustentabilidad puedan dar fruto y multiplicarse.
En esencia, debemos tomar una decisión moral colectiva para aceptar esos ideales, los cuales alimentarán el interés de todos en lugar del de unos pocos elegidos. Esta solamente es la piedra angular desde la cual podremos resolver los dilemas morales de los tiempos modernos. ¿Estamos dispuestos a enfrentar nuestro propio egoísmo, nuestro deseo de poder y control, nuestros celos y tentaciones, nuestra ignorancia y nuestras dudas? Este sistema moral es omnipresente y enfrenta no sólo a los líderes sociales sino a cada uno de los que voluntaria o involuntariamente “elegimos” nuestro estilo de vida y nuestros líderes. Nuestra conciencia llama a reflejar y actuar teniendo presente una “refinada conciencia moral”. Si tenemos éxito, podemos estar echando los cimientos de un nuevo orden mundial una vez más. Este encuentro en un glorioso escenario en Venezuela parece un comienzo auspicioso para este desafío. En mi opinión, tenemos por delante una triple tarea:
1. Elegir, obedecer y propagar ideas que estén en armonía con nuestra naturaleza divina.
2. Continuar otorgando poderes a quienes deseen seguir estas ideas en su vida personal.
3. Construir instituciones abiertas a realizar alianzas estratégicas morales con el propósito de establecer una sociedad humana basada en prema (amor universal) y prama (desarrollo equilibrado/ equilibrio colectivo dinámico).
Finalmente, para alcanzar estos objetivos debemos reducir la brecha de conocimiento entre los habitantes de todos los países y seguir “luchando por la excelencia” de modo de acelerar la creación de un mundo de abundancia para todas las especies, de mayor entendimiento y armonía entre todos los seres, y para asegurar la justicia, la libertad y la paz para todos.