Voluntario húngaro administró el taller bajo la organización de Centro Madre
por Carla Ferreira
Con gran admiración observan los vecinos y lugareños la entrada de la Casa Comunal de La Guairita, que ahora se viste con un hermoso mural hecho por los más pequeños. “Deberían hacerlo también en Caraquita y en El Tesoro. Las personas, cuando pasan en autobús, lo miran y lo encuentran muy bonito”, explica, orgullosa, señora Neyda Ramos, miembro del Consejo Comunal del caserío y gran apasionada por el proyecto de mural realizado por los niños, planteado por Centro Madre en alianza con el Instituto Venezolano de Investigación de PROUT (IVIP) y concebido por el psicólogo húngaro Robert Békefi, que termina ahora su trabajo voluntario de tres meses en el centro comunitario.
Esta es la segunda casa comunal – después de la de Madre Vieja – de los caseríos pertenecientes al municipio Andrés Bello, en Barlovento, que recibe una pintura imaginada por sus propios niños y niñas. El proceso tuvo una duración de cuatro días (de 22 a 26 de Agosto) e involucró casi 20 niños, con edades entre los 8 y los 14 años. [Use el botón Leer más… abajo]
Al principio, Robert, que tiene experiencia en Arte-Terapia, en escuelas y en proyectos con personas sin hogar de su país, les propuso unos juegos sencillos y divertidos para desarrollar la creatividad y reforzar el espíritu de trabajo en equipo. Carla Ferreira, periodista portuguesa y también voluntaria del IVIP, dio apoyo en la traducción y en la dinamización de los grupos de trabajo. Después de la timidez inicial – con gran esfuerzo, algunos de ellos vencieron la vergüenza y esbozaron con sus cuerpos la primera letra de sus nombres – vino una explosión de alegría, entusiasmo e incluso alguna anarquía cuando Robert les mostró pinceles y pinturas de varios colores y unas tijeras para picar formas en un cartón de color. Pero de ahí surgieron “soluciones muy creativas”, reconoce Robert. Sobre todo, añade, si consideramos la dificultad de algunas conjugaciones entre nombres de animales y verbos, sugeridos por ellos mismos en uno de los juegos planteados en el proceso creativo: un tigre que canta, una mariposa que grita, una iguana que come….
Roto el hielo, se paso al concepto de la obra. A través de varios relojes “mágicos”, que marcan las 24 horas del día, Robert y Carla consiguieron percibir como pasan los niños de La Guairita sus días de vacaciones, trayendo esas escenas para la obra que ahora la comunidad mira con orgullo. “Ahora la Casa Comunal está más bonita, a la mayoría de las personas le encantó”, comentó la señora Neyda, quien agregó además: “Esta es una casa de usos múltiples, sirve para muchas funciones: fiestas, reuniones, bailes, el Mercal, para citas con los médicos… Y porque no para que los niños pinten?”. En el dibujo, inspirado por los dos rostros del día – sol y luna – habitan un río con pequeños botes, peses y un cocodrilo que se asoma, niños que manejan su bicicleta, otros que ayudan a sus padres a sembrar la parcela y la vasta y rica vegetación que la Naturaleza brindó a La Guairita, sin pasar por alto los perros que deambulan por el pueblo.
Las reacciones de los vecinos han sido muy positivas. “¡Dicen que está muy bonito!”, comentó con orgullo Julio Cesar, de 14 anos, seguido de Yoender, 10 años, que estudia en Caracas y está disfrutando sus vacaciones en la casa de sus abuelos, en La Guairita. “Yo soy el que está manejando la bicicleta”, apunta Yoender, enumerando todo lo que le falta en la gran ciudad. “Acá juego, ayudo a sembrar y también hay gallos”, dice, y se ausenta para traernos un pequeño pollo – la prueba de que dice la verdad. Vanessa, de 11 anos, también se reconoce en la obra – “Soy la que tiene la falda azul” – y sugiere que se haga otro mural en la capilla del caserío, una reproducción de la Virgen de Carmen.
Según Hendrika Renkers, fundadora y directora del centro comunitario sin fines de lucro Centro Madre, que lleva ya 10 años de trabajo en Barlovento, específicamente con cinco caseríos (Madre Vieja, La Guairita, El Tesoro, Caraquita y Los Galpones) estas actividades tienen una importancia fundamental para llenar los huecos de un sistema escolar que muchas veces no logra ofrecer a los niños de estos lugares más lejanos los estímulos que necesita un infante para desarrollar todo su potencial creativo. “Hay muy pocas manualidades en la escuela y es también un forma de desarrollar la auto-estima. Es importante llegar al final, mirar la obra y sentirse orgulloso. Es importante uno decirse: ‘yo lo hice y está muy bello’, concluye la responsable.”
Para hacer una donación al proyecto u obtener más información, contacte a Didi: Telfs. 0234.511.85.49, 0416.400.36.28, www.centromadre.org y www.priven.org. centromadrebarlovento@gmail.com