“Potencialidades y riesgos de las cooperativas para la construcción socialista” por Camila Piñeiro Harnecker, (Cuba) Profesora e investigadora del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), de la Universidad de La Habana. Escuchar aquí: Audio de Ponencia de Camila Piñero Harnecker. Descargar su presentación de Powerpoint. Descargar su libro: “Cooperativas y socialismo de Cuba” comp. por Camila Piñeiro Harnecker
[Ponencia en la Primera Conferencia Global de PROUT en Venezuela “Construyendo una Economía Solidaria basada en la Ética y la Ecología”, 7 a 9 de Julio de 2011, Parque Central – Sala 1, Caracas]
Buenos días y gracias por la invitación para estar aquí, compartir con ustedes. En realidad, yo ahora, en estos 15 minutos no voy a hablar de las cooperativas Cuba; más bien, voy a hablar en general de lo que me parece que podrían aportar las cooperativas a la construcción socialista o la construcción del socialismo. También voy a empezar por aclarar a qué me refiero por estos términos. En la tarde de mañana, sí vamos a tener más tiempo y allí puedo compartir la experiencia de Cuba y lo que se está haciendo ahora en Cuba que sé que causa mucho interés, y lo que falta por hacer, que es mucho también. Entonces, me voy a parar aquí, porque tengo una presentación como buena académica de estos tiempos.
Bueno, comenzamos por definir conceptos. Porque no sé aquí cómo será, pero yo creo en Venezuela se ha avanzado bastante en la conceptualización de muchas ideas útiles, como qué son las cooperativas, qué cosa es socialismo. En Cuba todavía hay muchos que se preguntan qué estamos hablando cuando decimos “socialismo”. Pero vamos a empezar por definir a las cooperativas.
Noten que yo enfoco mis estudios en las cooperativas de producción–que, como sabemos, hay cooperativas también de consumo—y que las cooperativas de producción pueden ofrecer tanto servicios como bienes. Y de esa cooperativa de producción, lo más importante para mí cuando pensamos en una cooperativa no es tanto la propiedad legal de los medios de producción, que sí es útil que esté al servicio de los miembros de la cooperativa, pero lo más importante me parece es tener en cuenta que una cooperativa no es más que un grupo de personas que se han unido para un fin común pero que la manera en que construyen ese fin es de manera democrática, gestionando, administrándola (esa empresa) de manera democrática entre ellos. Y el punto más complejo para el tema de la construcción del socialismo y las cooperativas, y sobre todo por la interpretación que se ha hecho del socialismo en las experiencias históricas que todavía permea mucho la visión de las personas hoy en día, es el hecho de que la cooperativa es una organización autónoma, que el Estado no puede controlarla directamente porque eso iría en contra de su principio de autonomía.
Entonces, ¿qué significa esta administración o gestión no estatal? ¿Es lo mismo que la administración privada?, es decir, ¿para el beneficio de un grupo particular de intereses estrechos, de las personas que serían los dueños de la cooperativa? ¿O puede también tener un carácter social? Esa es una de las preguntas importantes cuando pensamos en si las cooperativas son útiles o no para la construcción del socialismo.
Van a ver en mi presentación que creo que no necesariamente el hecho de que la cooperativa sea una organización autónoma, que no sea controlada directamente por el Estado, significa que no puede ser una organización de orientación social, o sea, responder a intereses sociales, intereses más allá de los miembros de la cooperativa. Ahora, ver si las cooperativas son útiles para la construcción socialista, el camino hacia una sociedad superior a la sociedad en que vivimos hoy, a la que hemos llamado –por la manera en que está organizada, por las relaciones sociales que predominan- capitalismo, ¿qué significa?
Aquí en Venezuela, ustedes han avanzado mucho. Yo creo que gran parte de las personas entienden que cuando hablamos del socialismo no es el desarrollo de las fuerzas productivas (entendido como la tecnología), no es la estatización, como se había pensado anteriormente por la mayoría de los teóricos y los que vivían el socialismo; sino que lo que queremos es el desarrollo humano, esa felicidad, como se dijo; se han inspirado en los pensadores independentistas latinoamericanos. Lo que queremos es que todas las personas se puedan desarrollar plenamente como seres humanos. Y desde esta perspectiva se acentúa la parte espiritual, porque somos seres humanos que tenemos necesidades materiales y espirituales también, de realización personal, de sentirnos felices con nuestros hermanos, en las comunidades donde vivimos. Ese es el fin de esta sociedad que queremos construir.
¿Cuáles son los medios (para lograr el desarrollo humano pleno que busca el socialismo)? Aquí ustedes también han identificado la importancia de la participación democrática para lograr este fin. La participación en la práctica de cada día, que resulta en la transformación de las personas, y que tiene que empezar por cada uno de nosotros como plantea Prout; que es una teoría que yo en realidad no conozco. Agradezco que me hayan invitado aquí y espero aprender mucho de ustedes también.
Otro de los medios para lograr ese desarrollo que queremos, es que las personas requieren también –y esto es importante en la teoría socialista clásica del marxismo, es esa “socialización” de la que se habla– que la economía esté controlada por la sociedad. Y no al revés, como decía Nora Castañeda que sucede hoy. Hoy todos somos instrumentos de una economía internacional que no necesariamente responde a las necesidades de nosotros, sino que nosotros estamos para que otros generen ganancias y acumulen riqueza.
Aquí (para pensar en la pertinencia de las cooperativas para la construcción socialista) tenemos que tener en cuenta algo planteado por Marx, quien veía al socialismo como esa sociedad de productores libremente asociados, unidos por un plan o sea, unidos por un plan común. Dado que los miembros de las cooperativas operan mediante relaciones de asociación, tenemos que pensar en el rol de las cooperativas. También si pensamos en que Lenin dijo que para él el socialismo no era otra cosa que una sociedad de cooperativistas cultos, con estas palabras.
Cuando pensamos en la pertinencia de las cooperativas para la construcción de esta sociedad socialista, yo planteo que las cooperativas pueden tener un carácter socialista porque una de estas características del socialismo o de la sociedad que tenga una misión o compromiso de llegar a una sociedad socialista, son las relaciones sociales que se establecen entre las personas; las cuales se manifiestan en la práctica cotidiana, en el cómo organizamos nuestras vida en los lugares de trabajo y en las comunidades. Y la gestión democrática que ocurre en las cooperativas es fundamental para establecer relaciones de trabajo asociado. Entonces, en la medida en que las cooperativas realmente implementen en la práctica sus principios, que realmente sean gestionados democráticamente –que sabemos que algunas cooperativas son solo de nombre, y en realidad no sucede así–, ellas van a ser útiles. Y también cuando no hagan lo que hacen muchas cooperativas en el mundo que tienen su grupo de miembros de la cooperativa, que sí lo gestionan democráticamente, pero contratan a muchos trabajadores asalariados que al final son empleados de las cooperativas y operan bajo relaciones de subordinación en lugar de asociación.
También es importante, y aquí es donde es más complicado el asunto, es cómo hacer que esta cooperativa no responda solo a los intereses de sus miembros sino por lo menos a los de las comunidades aledañas, de los grupos sociales que ellos afectan con sus actividades. Porque tenemos que entender que la teoría económica neoclásica, la teoría económica hegemónica en el mundo, no tiene en cuenta las externalidades de toda actividad económica que siempre van a haber, sobre el medio ambiente, las familias de donde vienen los trabajadores, donde están ubicadas las empresas. O sea, hay que buscar que los intereses de estas comunidades afectadas por la actividad económica se vean de alguna manera representados, sean tenidos en cuenta, en la gestión de estas empresas.
Y, ¿cómo se logra eso? Es muy complicado para explicarlo en poco tiempo. Nada más voy a mencionar la importancia de la planificación o coordinación democrática para articular intereses sociales y de crear un sistema de incentivos para orientar a las empresas hacia la satisfacción de estos intereses identificados democráticamente.
Ahora, el hecho de que las cooperativas tienen que ser autónomas pareciera ser un problema. Esta preocupación se ha hecho evidente en Venezuela. Yo creo que en Venezuela pasó un poco lo que pasa en Cuba, que nosotros decimos que los cubanos si no llegamos, nos pasamos. Sé que ahora la situación (de las cooperativas) es muy compleja aquí en Venezuela, y me gustaría informarme sobre la visión que se tiene de las cooperativas ahora aquí. Porque es cierto, me parece a mí, que tenemos que pensar, o sea, definiendo a la cooperativa como una organización autónoma, quizás no es la mejor manera de organizar algunas actividades de producción de bienes y servicios básicos donde las comunidades tienen que tener un control más directo porque no podemos dejarlo a la decisión de un grupo, de un colectivo de personas que un día decida dejar de producir eso y producir otra cosa o algo así. Por tanto, hay que tener en cuenta eso, no es una panacea la cooperativa como se le entiende tradicionalmente. Hay que buscar también otras formas de autogestión más allá de la empresa, y creo que aquí se ha avanzado en algunas experiencias. Hay que considerar la idea de la franquicia, del arrendamiento –que esto en Cuba se está considerando– y fórmulas de cogestión, que sé que aquí ha habido distintas interpretaciones y experiencias, aunque desgraciadamente no tan exitosas pero aún así me parece importante que pensemos en esa opción.
¿Cuál es la importancia de las cooperativas? Voy a pasar rápido por aquí, podemos profundizar después. Lo que había dicho, las relaciones sociales que se establecen en el seno de las cooperativas, las que, según Marx, caracterizaría a la nueva sociedad, la relación de trabajo asociado. Todos sabemos que esto está relacionado con la práctica democrática, y todo lo positivo que trae esto en cuanto al sentido de pertenencia –que en el socialismo “real” se perdió porque el trabajador no se sentía dueño de la empresa realmente–, todos los temas de la motivación, el desarrollo de las capacidades a través de la participación. Entonces, la utilidad para la construcción socialista que le demos o no a la cooperativa, a la gestión democrática en general, depende de si pensamos que la contratación del trabajo asalariado es o no un impedimento para ese desarrollo humano que queremos; que es también un tema complicado.
Ahora, en cuanto a la relación de la cooperativa con el resto de la sociedad. Tenemos que pensar en cambiar la lógica del intercambio de mercado donde lo que guía es la maximización de la ganancia. Tenemos que socializar estas relaciones de intercambio, que es un tema muy complicado también. Antes les había mencionado cómo es importante la planificación democrática (para identificar intereses sociales) y que hay que establecer un sistema de incentivos para que se logre materializar en la práctica la realización, la satisfacción, de estas necesidades identificadas. La importancia que le demos o no a esta necesidad de que las empresas se orienten a intereses sociales, depende si vemos a la empresa solo como una cajita, un chanchito con dinero para sacarle a través de los impuestos, o si esperamos que la empresa en sí, en su propia actividad, satisfaga necesidades sociales.
Resumiendo, las potencialidades de las cooperativas para la construcción de esta sociedad superior que todos queremos, se basan fundamentalmente en dos aspectos. Primero, en la gestión democrática que debe ocurrir en ellas. Segundo, en el hecho de que se puede, mediante distintas formas de organizar la economía local –distintas maneras, no hay un solo modelo– se puede hacer que las cooperativas respondan a intereses sociales.
La cooperativa es importante también porque permite atender al mismo tiempo los intereses materiales y espirituales. A veces se hace una dicotomía falsa entre la productividad y el desarrollo de los valores, o entre lo material y lo espiritual. Y lo bueno que pienso yo sobre las cooperativas es que permiten combinar la necesidad de que la empresa tiene que ser productiva pero que a la misma vez la empresa tiene que permitir el desarrollo de los trabajadores, en el sentido material y espiritual.
Estas otras potencialidades que listo aquí tienen también que ver con lo que se está haciendo en Cuba. Se está pensando en estas pequeñas y medianas empresas que no necesariamente tienen que ser administradas directamente por el Estado. Las cooperativas, como pequeñas y medianas empresas que la mayoría son en la práctica, tienen ventajas que no tienen las grandes empresas estatales, como proveer más empleo, la capacidad de adaptación a las preferencias de los consumidores, a cambios en los insumos, contribuyen a crear capacidades en las personas, y son imprescindibles para el desarrollo local.
Para concluir, las cooperativas también pueden representar o resultar en riesgos para un proyecto de construcción socialista, o incluso para cualquier tipo de sociedad. Por ejemplo, cuando hay políticas que promuevan las cooperativas pero quizás no de la mejor manera –aunque es cierto que la práctica es más complicada siempre que lo que uno desea– pero tenemos que cuidarnos de no crear cooperativas que sean solo cooperativas de papel o cooperativas sin personas que realmente sean cooperativistas. A veces es mejor ir poco a poco con calidad que masificar y que haya muchos problemas y que se pierda el sentido. Otro riesgo es el hecho de que las cooperativas pueden contratar trabajo asalariado; lo que, como les había dicho, es una práctica común en las cooperativas en el mundo. También es un riesgo que las cooperativas ignoren o violen el interés social siguiendo la lógica de la ganancia. Y, por último, el hecho de que –como ha ocurrido también aquí– muchas fracasen porque no se creen condiciones mínimas necesarias para su éxito.
Muchas gracias.
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